Buenos Aires 2 (La gente)

El porteño es una persona despierta, alegre, hablan en voz alta y son muy cordiales, cada vez que le preguntas a alguien cualquier cosa en la calle te responden con la mayor cantidad de información posible, se cercioran de que entendiste la información.

Son muy amables y cuando se dan cuenta de que soy turista, son doblemente amables. Para mi quedó atrás el estereotipo del argentino pedante y engreído que no te para bolas y que se cree la gran vaina (excepto el taxista malviviente que se negó a llevarme al estadio de River luego de que mi acento le pareció extraño)

En la ciudad se respira una mezcla de lo antiguo y lo moderno, se ven personas repartiendo pedidos en bicicleta, edificios antíguos, elementos que no soñarías ver en una de las capitales más cosmopolitas del mundo.


Los conductores respetan las señales de tránsito, los peatones cruzan cuando les toca y por el rayado, hace poco salió una ley que prohibe fumar en espacios cerrados y con menos de 100 metros cuadrados y aunque la mayoría de los adultos fuman, la ley se cumple estrictamente


La gente está loca (léase bien) loca por el fútbol. Es más que un deporte naciona, es una pasión, es una manera de vivir. Escuchas hablar de él por todas partes. Han habido lamentables episodios de violencia por el amor al fútbol. Incluso hace poco suspendieron algunos partidos y se reanudarán con la condición de que los fanáticos mantengan el orden, so pena de quitarle puntos al equipo cuya hinchada cause disturbios. Tal es la violencia que se puede llegar a generar en los estadios, que en el estadio de River Plate, tienen en la entrada este anuncio:


La vida nocturna es Bestial, aunque no son muy asiduos a la música latina como la salsa y el merengue, el porteño boncha y baila hasta las 3 o 4 AM los días de semana y hasta amanecer los fines de semana como si nada. Es normal caminar por cualquier calle y ver los negocios abiertos a la 01:00 AM.

Hay muchos sitios que visitar, y obviamente me iré sin haberlos visitados todos, hubo uno que me llamó la atención, queda en una zona llamada Recoleta, se llama Buller y es estilo Hooters, su especialidad es hacer cerveza artesanal. Tienen 6 tipos de cerveza y cuando llegas puedes pedir un "Sampler" que consiste en 6 "shots" con una muestra de cada una de las cervezas que venden para que luego decidas la que quieres tomar y la pidas bien fría servida por jarras.

En mi caso particular me gustó una llamada "Oktoberfest" que tiene un sabor parecido a la solera azul y es de 5.8 Grados de alcohol. Yo sabía que en algunos baños de estos locales consigues dispensadores de condones, incluso dispensadores de toallitas perfumadas, pero nunca había visto un dispensador de cepillos dentales (con crema y todo) no compré uno porque no tenía 2 pesos en moneda, pero si le tomé una foto para compartirla con ustedes.


Nota: Coloqué solo una referencia a la imágen pensando en esos Blogueros que no tienen el ancho de banda que quisieran o que están conectados vía Dial Up

Desde Buenos Aires ¿viste?

Buenos Aires, Lunes 13 de noviembre de 2006.

Llegada al Aeropuerto a las 5:00 AM de Buenos Aires, no dormí casi en el avión por el calor, estoy que me desmayo del sueño y de la sed, cambio 200 dólares (a 2.71 pesos por dólar en una casa de cambio en el mismo aeropuerto)

Estoy medio muerto de la sed (bebo mucha agua), compro una botella de agua mineral de 500 CC, 5 pesos (Bs 3.583 esta vaina si es cara) Llamo a mi casa para avisar a mi santa madre que llegué bien y que Buenos Aires está lleno de argentinos por todos lados, la llamada me cuesta 1,38 pesos (menos de mil bolos ¿y por que coño el agua es tan cara? ¿es más difícil embotellar el agua que comunicarme con mi mamá como a 10.000 KM de distancia?)


Tomo un taxi que me deja en 30 minutos de la ciudad, costo: 59 Pesos (Bs 42.283, la misma carrera me hubiera costado el doble de Maiquetía a Caracas). Por cierto, en el aeropuerto hay taquillas donde prepagas el taxi y vas con el recibo hasta el carro y se lo entregas al chofer y éste te lleva, bastante cool.

El taxista hace un parada para poner aire a la “goma” y poner un poco de “nafta” (la gasolina más cara cuesta 2 pesos por litro o Bs 1.433. Lo primero que me dice el taxista al enterarse de que soy venezolano es: «¿y cómo les va con Chávez? Me dijeron que les va bastante bien» El taxista observa mi cara y dice… «Ché, no he conocido a ni un venezolano que esté de acuerdo con el gobierno de Chávez, no sé como no lo han derrocado» Amigo taxista: yo tampoco.

Me deja el taxi en el hotel, solo pude dejar las maletas. Aún son las 06:45 AM pero aún no puedo registrarme en la habitación, porque el Check-in es a las 10:00 AM. Cruzo la calle y desayuno en un café. Tres medialunas (de manteca, también las hay de grasa pero no las probé) y un café con leche (sabe raro, creo que es por la leche) total 4 pesos ó Bs 2.867 (eso si fue barato, más barato que la piazo de agua mineral del aeropuerto)

Tomo un taxi al sitio donde tomaré el curso, en Sarmiento 1113, cerquita del obelisco. Con darle el nombre de la calle y el número del edificio cualquier taxista te lleva sin mucho rollo, no es necesario decirle «eso es al lado de tal farmacia» o «a una cuadra de la mata de mango» El taxímetro marca 6,48 pesos o sea menos de 5 mil bolos por una carrerita que duró como 10 minutos y 3.1 KM (el ticket que te da el taxímetro tiene toda esa información)

Llego buuuurda de temprano al sitio, así que me pongo a pasear, compro un mapa sencillo de Buenos Aires (5 pesos, Bs 3.583, lo mismo que me costó el agua, solo que este mapa dura más) y empiezo a preguntar por alojamiento en los hoteles cercanos, (solo tengo alojamiento hasta el martes en el hotel donde me estoy quedando) En ningún lado consigo un coño. Uno de los recepcionistas de un hotel me cuenta que en estos días hay varios partidos importantes de fútbol y que mucha gente colma los hoteles en esos días (joder)


Comienzo el curso. Durante el Break de la mañana noto que los tomacorrientes tienen una forma extraña, creo que el enchufe de mi laptop y del cargador de pilas para la cámara no entra allí. Durante el almuerzo me entero que la corriente en Argentina es de 220 V, me dicen que en los hoteles puedes pedir en la recepción un transformador, llamo a mi hotel y pregunto. No tienen el hijueputa transformador. Estoy en problemas.

Almuerzo con el grupo del curso en el Rest. Banchero (Av. Corrientes 1300) comemos pizza con mozzarella y morrones (algo así como pimentón, pero con una textura diferente) con pepsi, total, 13,65 pesos (Bs 9.783 ¿y por qué me costó tan cara el agua mineral en el aeropuerto?)

Salgo temprano del curso estoy triple re mamao, solo quiero ir al hotel y dormir. Hago una parada en una tienda de electrónica, compré un transformador de 220 V a 110 V, parece de fabricación casera, pero la chica me dice «llevátelo con confianza que eso no falla», me lo llevo, 39,9 pesos (Bs 28.595)


Apenas son las 4:30 PM (en Caracas son las 3:30) y a pesar del cansancio no aguanto las ganas de irme en metro, tomo la estación Carlos Pellegrini (línea D), me bajo en la estación Catedral, camino por un laberinto aparentemente sin sentido pero bien señalizado, y llego a la estación Perú de la línea D y tomo el subte (así le dicen aquí al Metro) y llego a la estación Plaza Miserere, donde me bajo y camino dos cuadras y media (que no son llaneras) y llego al Eleven Palace Hotel.

Compruebo que el transformador funciona bien. Me quedo algo extrañado por la costumbre que tienen aquí de instalar empotrado en la pared los tanques de agua de los inodoros o pocetas, caigo medio muerto como a las 11:00 PM. Luego les sigo echando el cuento de mis andanzas por estos lados.